Intentó dos o tres veces armar su propio negocio, la última vez fue hace siete años. A los tres meses abortó el proyecto, no estaba logrando las ventas que deseaba, perdió el entusiasmo por el negocio, y además, una empresa importante le ofreció un excelente empleo.
A los pocos meses perdió el trabajo, los viajes lo obligaban a dejar a su niña de cinco años, y los problemas con su esposa no le permitían cumplir con sus obligaciones.
¿Qué haces cuando te conviertes en un talentoso profesional “sobrecalificado”, y cuando después de buscar empleo, vuelves a aquel sueño, guardado y olvidado en un baúl, de ser dueño tu propio negocio? ¡Otra vez!
¿Estás sobrecalificado o será qué pides mucho?
Los últimos seis años fueron muy duros para él, muchas entrevistas, ofertas con salarios muy bajos, o la excusa frecuente de estar sobrecalificado, para no decir que estaba pidiendo mucho salario, por el que candidatos más jóvenes pedían la mitad.
Millones de emprendedores no pasan del primer escalón, le llamo la “primera edad del emprendedor”. Ellos desean algún día ser dueños de su propia empresa, pero están buscando el momento perfecto, la iluminación divina de una idea espectacular de negocios, y nunca empiezan.
Fracasan antes de comenzar
Se requiere de una fuerza de voluntad tremenda para terminar lo que se empieza. Muchos abandonan fácilmente, fracasando en el intento; pero al menos, comenzaron. Los que nunca logran ni siquiera comenzar, fracasan antes de hacer el intento.
Para ellos he querido escribir este artículo. Sé que no es cómodo tratar este tema y mucho menos decir lo siguiente: ¿Tendrás pasta de empresario?
¿Tendrás pasta de empresario?
“No todos nacemos para ser empresarios”. Se requiere más que un simple deseo, se necesita un deseo profundo, una vocación, un llamado, la fuerza de la naturaleza.
La mujer y el hombre que tienen verdadero éxito en las empresas, tienen esta capacidad innata, es tan fuerte y natural para ellos que simplemente no se imaginan haciendo otra cosa, y si por las circunstancias de la vida fueron o son empleados hoy, dentro de ellos existe ese llamado que los fuerza a ser excelentes en lo que hacen, aún siendo empleados, siempre están atentos, buscando el momento de la oportunidad para hacer negocios.
No todos mis clientes empezaron su carrera como empresarios. Muchos trabajaron en empleos humildes, pero fueron forjando un camino, acumulando diferentes conocimientos, esforzándose en sus empleos, siendo mejores que sus compañeros, hasta que llegó la oportunidad.
La suerte sí existe
Por eso se dice que la suerte sí existe, y es cuando la preparación se encuentra en el camino con la oportunidad.
Cuando hablo de preparación, no hablo necesariamente de estudios universitarios, hablo de los conocimientos que se adquieren estudiando por cuenta propia, como por ejemplo, cuando aprendes de diversos empleos y tareas que vas desarrollando a través del tiempo, o por medio de conversaciones que tienes con personas que han acumulado experiencia a través de los años.
¿Deseas crear tu propio negocio? ¿Cómo determinas si realmente tienes pasta de empresario?
Es simple: No esperas asegurarte un salario fijo ni una pensión, no soportas ser por mucho tiempo empleado, aspiras siempre a más, a mucho más de lo que estás logrando ahora, ese un dinamo de energía y entusiasmo, estás atento a investigar, aprender y entender.
Para nada es malo ser empleado, siempre y cuando te esfuerces por ser excepcional, y te aseguro, escalarás las más altas posiciones, y obtendrás excelentes salarios si lo haces.
¿Pasarías la prueba?
Hay una pequeña prueba que no superan los que no son realmente empresarios.
Están felices recibiendo un salario fijo cada quincena, se comprometen con la empresa, pero buscan afianzar su posición en esa empresa, y cuidándose de no arriesgar el puesto, se someten a condiciones que saben que no les convienen. Y si llegan a perder un empleo, buscan empleo varios meses y un día dicen: “Bueno, la verdad siempre he querido tener mi propio negocio, lo voy a intentar”.
Eso está muy bien, pero siguen enviando su currículo, llenando ofertas de empleo, ofreciéndose para algún puesto; es decir, no cierran la opción de volver a ser contratados. Y si llegan a abrir su negocio, están dispuestos a cerrarlo, venderlo y hasta regalarlo a familiares o amigos para tomar la gran oportunidad que llegó.
Se trata de estar comprometido al ciento por ciento
Comenté el contenido de este artículo con una cliente.
Ella trató de vender su negocio el año pasado, debido a situaciones del mercado y se lanzó a buscar otras oportunidades. Estuvo a punto de venderlo a un cliente, pero a última hora, el cliente desistió del negocio. No cerró el negocio, pero lo dejó sin mayor esfuerzo y con poco entusiasmo. Sorpresivamente las condiciones mejoraron en su mercado, los clientes volvieron a llamar, fue entonces cuando “recuperó el amor”. Replanteó el negocio y es donde ella dice: “Enrique, lo que entendí durante este tiempo es que el secreto está en comprometerse al ciento por ciento”.
Comparo ese compromiso por un negocio, al compromiso que se debe tener con una pareja. Si se está comprometido “a medias”, la relación no prosperará. Debes estar comprometido en un 100% con la pareja para que la relación funcione; y funciona igual con los negocios, por supuesto, con tu ilusión de ser dueño de tu propia empresa.
Decídete de una vez, sí o no, punto
¿Cuál es tu situación? ¿Crees que tienes pasta para ser empresario o eres simplemente un soñado que algún día quisiera ser dueño de su propio negocio?
Si eres empleado y te gusta lo que haces en la empresa donde trabajas, pero no quisieras seguir siendo más un empleado, ya que sabes que en el fondo de tu alma sí tienes la vocación de crear empresa.
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Enrique Núñez Montenegro, Consultor Financiero desde 1983, quien para compartir sus experiencias y conocimientos creó FundaPymes.com en el año 2001 y es así como apoya y capacita a quienes están comprometidos con llevar sus negocios al siguiente nivel de crecimiento y a disfrutar del estilo de vida que desean y que tanto merecen.
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